El Crímen del Abanico
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Esta una adaptación policial de la novela "El abanico de Lady Windermere".
Se reflejaban luces rojas y azules en los grandes ventanales de la mansión Windermere Calton House Terrace. Policías rodeaban toda la casa. Los vecinos de la calle trataban de averiguar que estaba pasando. Muy al fondo de la casa se oían susurros.
Se reflejaban luces rojas y azules en los grandes ventanales de la mansión Windermere Calton House Terrace. Policías rodeaban toda la casa. Los vecinos de la calle trataban de averiguar que estaba pasando. Muy al fondo de la casa se oían susurros.
-Querida Erlynne la voy a extrañar! Espero que lo pase de maravilla y vuelva a visitarnos- Dijo Lady Windermere.
-Claro que lo haré, gracias por esta foto de usted y su abanico, podría ser mío, después de todo tiene mi nombre, jaja. Los tendré siempre de recuerdo. Lord Augustus, vamos?-Dijo la señora Erlynne.
-Por supuesto, hasta luego Lady y Lord- Agregó Lord Augustus.
Ambos se retiraron de la mansión.
-Señora Erlynne, gracias por realizar la denuncia del robo, ya podemos ingresar a la mansión?- Pregunto la policía.
-Si, recuerden no nombrarme en ningún momento- Afirmó la señorita Erlynne.
La señora Erlynne y Lord Augustus se fueron caminando mientras las policías entraban a la mansión a la fuerza.
Era el día del cumpleaños de Lady Windermere. En la mansión, Lord Windermere se estaba preparando para entregarle su regalo.
-Buenos días mi querida reina, ¡feliz cumpleaños! -exclamó Lord Windermere.
-Muchas gracias querido! -
-Acá esta tu regalo, espero que lo disfrutes. Esta hecho especialmente para ti.. -Anunció Lord.
-Esto es hermoso, me encanta, además mi nombre esta grabado en él. Estoy sumamente agradecida!-
-Me alegro que te guste, recuerda que en pocas horas llegaran los invitados.-
Se retiró de la habitación. Horas después los invitados comenzaron a llegar. Cuando la señora Erlynne apareció, Lord Windermere la tomó del brazo y la llevo a una habitación.
- ¿Qué hace usted acá? ¡Le dije que no aparezca!- dijo enfurecido Lord Windermere.
- Vine a recuperar mi abanico, el que usted me robó! Donde lo tiene?-Pregunto.la señora Erlynne.
-Ese abanico ya no le pertenece, y nunca mas volverá a serlo- Dijo convencido Lord Windermere. La señora Erlynne se puso seria y firme ante esa contestación
-Querido Lord, no se olvide que puedo hacer que toda su vida desaparezca con un simple movimiento. En esta sociedad las mujeres tenemos el control de todo. Con un pequeño y confuso mal entendido puedo hacer que pierda a su esposa, puedo hacerlo quedar como un infiel y que pierda cualquiera que sea su reputación. Sin mencionar que puedo desmoronar todo su imperio de lujos y riquezas muy fácilmente.-Lord Windermere la miro confundido. La dureza con la que hablaba. Esa mujer no podía ser pariente de su fina, dulce y delicada Margaret. Sin embargo, sus ojos eran iguales. Tenían una extrema profundidad que le hacia querer saltar a sus pies.
No podría hacerle eso a su hija- dijo Lord Windermere sin apartar la vista de los increíbles ojos marrones de la mujer.
-Hace tiempo que perdí el cariño y respeto de mi hija. Ya ni siquiera existo en su vida, por lo que ella en la mía tampoco. Lo que pase a mi ya no me importa. Y aunque usted corra a decirle que soy la madre que la abandono de pequeña, sabe que es inútil. Ella nunca le creerá. Su confianza en usted esta debilitada. Solo ella ah de saber la cantidad de cosas que se le pueden estar pensando por la cabeza al ver que usted y yo entrabamos a una habitación solos. En este mismo momento que usted pierde el tiempo conmigo, su amigo el señor Darlington, aprovecha su oportunidad.- Respondió Lady Erlynne.
-Como puede hablar con tanto desprecio y frialdad. Es su hija la afectada. No una simple conocida. Explíquenme como hace para fingir su amor y preocupación.- Reprocho el hombre confundido. La señora Erlynne dudo por un segundo, luego su cara imparcial de siempre volvió a su rostro.
-No lo hago, no finjo. Lord Windermere usted piensa que conoce a las personas y luego lo sorprenden y se siente un estúpido. Un estúpido por no darse cuenta antes, un estúpido por no darse cuenta que la gente no cambia. Arriesga todo con una persona para luego arrepentirse. Dígame si me equivoco. Dígame si esta no ah sido la historia de su vida- hizo una pausa - Así que no pierda el tiempo conmigo.- Dijo esto y dejo a Lord Windermere estupefacto. La manera en la que la mujer lo había leído como si fuera un libro. En ese instante comenzó comenzó a arrepentirse de haber robado el abanico como excusa para que esa abominable volviera con su hija.
La señora Erlynne salió dispuesta a recuperar su abanico. Pero en ese momento se le aflojo el corazón ver a su hija a punto de repetir el error de su vida. Pero ella no quería eso. No quería esa vida para la joven. No quería que fuera formada de esa manera, que nadie la tomara enserio. Que todos la consideraran una mujerzuela. Debía impedirlo y así lo hizo.
Luego de una larga charla con Lady Windermere, se dio cuenta de la maravillosa persona que era. La manera en la que había crecido. Como se había fundamentado por si sola. Como se había transformado en una mujer fuerte y segura de si misma. Estaba orgullosa, muy. En ese instante se arrepintió de todo. De haberla dejado y de haber tratado de lastimarla.
Corrió a buscar a Lord Augustus con la esperanza de convencerlo de abandonar la cuidad. Y con su técnica femenina le fue fácil conseguirlo. Pero antes de partir llamo a la policía. La desaparición de su abanico no seria algo que quedaría así.Windermere seria castigado. Por su desobediencia, por su intoleridad. Y así fue.
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